Estaba durmiendo en mi cama, que por cierto,
ese día estaba enorme. Me picaban las
alas, entonces me rasqué. 10 segundos después,
me di cuenta, de que yo no tengo alas.
Me asusté. Pero claro, estaba completamente
seguro de que era un sueño. Cuando
a los 5 minutos no me desperté, me
mosqueé. Lógicamente, ya que…¡era una mosca!.
desde hace mucho. A la hora de dormir,
me sentía raro. La cama era gigante,
y si tenía frió, me arropaba, pero
era muy grande, y tenía calor y agobio.
Entonces me despertaba, y tenía frío.
Entonces me arropaba, y tenía calor.
Entonces sacaba una pata, y tenía miedo.
El último día de viaje, soñé que me
volvía a transformar en humano.
Por un lado, me alegre, ya que volvía
a estar como antes: Con mi familia,
con mis amigos, con toda mi gente….
Pero, en cambió, por otro lado, me desilusioné,
porque volar mola. Y mola mucho.
Nos fuimos en el autobús y quedaba
una plaza libre (la mía). Y, por
no hacer el Feo, me senté ahí.
Justo cuando un profesor iba a
sentar su cu…, su rec…, su an…,
su pompis ahí. Menos mal que
volé, sino no estaría escribiendo
esta redacción basada en hechos reales.
Cuando me senté en el suelo del autobús
me pegué con una telaraña.
Estaba muy tenso, porque no quería morir.