habitación y toda mi familia se había
convertido en algún insecto, y todos tenían
relación con su anterior vida: mi madre era
una mosca, porque cuando era una persona
se le olvidaba todo, y como todos sabemos,
a las moscas se les olvidan las cosas en
muy poco tiempo. mi hermano era un
abejorro, porque le encanta incordiar y fastidiar a
los demás, mi padre era una hormiga, porque
siempre estaba trabajando y trabajando y yo era
una avispa, porque al igual que mi hermano
nos encanta fastidiarnos entre nosotros.
Después de fijarme en que todos tenían
un parecido en su vida de insecto, y en la
de persona, fui a desayunar, todos nos sentamos
y empezamos a hablar, lo malo es que yo
no los entendía, porque cada insecto tiene un
idioma, yo al único que entendía más
o menos era a mi hermano abejorro, y
la verdad es que no notaba mucha diferencia
en su lenguaje, porque cuando antes era
una persona, también cuando hablaba oía
mmmmmmm… todo el rato porque como pasaba
de él y me tapaba los oídos, pues
también oía mmmm… en mi cabeza.
No me había dado cuenta de que ya
eran las 9:00, así que tuve que ir volando,
nunca mejor dicho. Cuando llegué a
mi colegio, todos eran persona, nadie se
había convertido en un insecto. Pero a mí
me dio igual, pensaba que me iban a
reconocer, pero no fue así, cuando entré a
mi clase todos empezaron a chillar y a
pegarme y a decirme que me fuera. Yo me
sentía muy triste…¡Hasta que me acordé
de que era una avispa, y que las avispas
pican…! Entonces me puse manos a la obra,
tenía pensado irme de allí, pero no antes de
haber dado una lección, a esas personas que
me chillaban, pegaban… Empecé por el niño
que más odiaba en este mundo, Pepito,
fui hacia él y… ¡Toma en todo el moflete!
Empezó a llorar, la verdad que en ese
momento me sentí un poco mal, pero se
lo merecía. Luego piqué a otros niños, que
tampoco me caían muy bien. Y mientras
estaba picando a Jaimito, me acordé de
la niña más repelente que te puedas imaginar,
Juliana. Jajaja siempre se estaba metiendo
conmigo, y con mis amigas, y le iba hacer