Yo me llamaba Antonio, hasta que al día siguiente
era: ¡La mosca Luisa!
No sabía controlar mis alas y mi cuerpo y me
choqué contra un árbol, cuando hacía mi primer
intento de volar.
Me colé en una casa, (pensé que allí habría comida)
y me di cuenta de que… ¡Era la casa de un
payaso! El circo había venido esta semana a la
Yo me llamaba Antonio, hasta que al día siguiente
era: ¡La mosca Luisa!
No sabía controlar mis alas y mi cuerpo y me
choqué contra un árbol, cuando hacía mi primer
intento de volar.
Me colé en una casa, (pensé que allí habría comida)
y me di cuenta de que… ¡Era la casa de un
payaso! El circo había venido esta semana a la
ciudad y los payasos se alojaban en apartamentos
alquilados.
Yo nunca había ido a ningún circo y tampoco había
visto un payaso.
La casa estaba llena de artículos de broma y tenía
que volar con mucho cuidado para no chocarme con
ninguna de las serpientes de goma que colgaban del
techo del apartamento.
Como tenía hambre decidí ir a la cocina a ver si encontraba
algo de comida. Me colé por un hueco que había entre un
armario y la puerta que no estaba cerrada del todo y…
¡Me encontré con una araña gigante (era del tamaño normal
pero como soy pequeña me pareció de dos metros) de broma!
Me pegué tal susto que salí volando y me choqué y tiré
la lámpara. Justo en aquel momento el payaso entró en
la casa y se dio cuenta de que la lámpara se había
caído y fue a la cocina silenciosamente en busca de
algo. Yo estaba muy asustada pensando que si me descubrían
sería el final de la mosca Luisa y decidí esconderme.
Cuando el payaso salió de la cocina, ¡llevaba una
sartén en la mano! Con su cara maquillada parecía de
una película de miedo. No creo que le gustaran mucho
las moscas pero cuando me vio comenzó a perseguirme
moviendo la sartén de un lado a otro. Me alcanzó y
me pegó un sartenazo que hizo que yo cayera al suelo