mucha rabia a las moscas! Las odio.
sólo sirven para hacer chistes fáciles con
ellas como ese que dice:
Un señor va a un restaurante y se
encuentra una mosca en la sopa y
el señor dice: Mozo tengo una mosca
en la sopa. El mozo dice: lo siento
la aranya está de vacaciones.
Bueno, pero esta no es nuestra historia,
Lo que quiero contar es que un
día me levanté y sabéis lo que
era: ¡¡Una mosca!! Yo creo que de
tanto que las odio, al final ¡¡pom!!
convertida en una mosca. Mi tío Juan siempre
me dice que soy una mosca como él porque
siempre le estoy molestando y al final
la mosca puñetera soy yo y por supuesto
mi tío, que es más pesado. Me ha tocado
ser una mosca y no me ha tocado ser
una mosca y no me ha tocado la
lotería ¡¡Qué suerte la mía!! Yo creo que
esto es una broma. Salí de la habitación
por debajo de la puerta de lo pequeña
que era y vi un cartel grande (no
era grande sino que yo era pequeña) en
la habitación de mi hermana que ponía
CÓMO MATAR A LAS MOSCAS
1º poner en la habitación insecticida
2º las moscas se emborrachan
3º tirar unas pocas piedras en la habitación
y así las moscas se matarán a pedradas
entre ellas. Ya os habréis dado cuenta
que mi hermana es muy chistosa, le
encanta meterse conmigo y mis manías
con las moscas. Salí corriendo de allí
más rápido que una mosca (bueno más
rápido que una mosca no. porque yo era
una mosca) En la puerta del jardín me
encontré la caca más grande que
había visto nunca, me daban ganas de
comérmela pero… Con la part de humana
que aún quedaba en mí pensé, recapacité
y creí que lo mejor era irme a casa
y tumbarme en la cama, y a lo mejor
podría convertirme otra vez y así lo hice.
De camino a casa vi una mosca de
color verde y le dije: hola tú serás
la mosca que estás siempre dentro de
mi habitación molestándome, me puedes
ayudar y acompañarme.
-Claro que sí.
Esta mañana he desayunado Redbull y
ya sabes que te da alas. Cógete a
mis dos patas traseras que vamos a
toda velocidad. Empezamos a volar e íbamos
tan rápido que le dije: ¡¡Para, Para,
Para!! Que se me ha metido un mosquito
en el ojo. De repente se empezó a reír
y le dije: ¿Por qué te ríes? —Porque cómo
se te va a meter un mosquito en el
ojo si eres más pequeña que él —contestó—
y las dos nos echamos a reír a carcajada
limpia. Entré en mi habitación y fui
corriendo, no corriendo no, volando. Me
dormí y al día siguiente ya era una
persona. Así que ahora ya conocía
mejor a las moscas sé que lo que más
les gusta es molestar y també son
molt amables.
THE END.