hacía caso. Decidí que me iba de casa a buscar mundo.
Ya que la vida en casa era muy difícil, a lo
mejor me daban un pisotón, más pronto que tarde,
además las hormigas viven fuera de mi casa. Lo que más
me fastidiaba era que mi padre es exterminador de insectos.
Esa fue la principal razón por la que me marché de
casa. De hecho, yo a veces le había ayudado a matar
algunos bichos, sobre todo hormigas que las odiaba.
Creo que mi transformación fue algo que el destino
hizo a propósito. Me fui al jardín de mi casa,
a ver si encontraba comida. Que mi barriga hacía:
—Grgg, come algo, grrg, o me como los órganos, grrg
“por fa”, grrg. Conseguí comer unas cuantas semillas
Pesaban más de lo que piensas. Encontré un hormiguero
y me aceptaron allí, como si fuera su hermano.
Me dieron comida, agua y calor. ¡Estaba de lujo!
Luego salí y fui al bosque. Estaba a 1,5m del jardín,
pero 1,5 m de humano. Allí oía a mis padres buscándome
y llorando. Creo que llamaron a la
policía para solucionar el problema. Decidí escribirles.
Pero lo “xungo” es que tenía que aumentar las
letras 1.325.135.958 a mi tamaño y eso costaba.
Escribí: “Soy Andrés, vuestro hijo, me he transformado
en una hormiga, no quiero estar en casa
por si papá, o tú me matáis. Andrés”, y se lo dejé