Mi vida dio un giro de cien vueltas y comencé a
tener otra vida; en el colegio, primaria ya no se
llamaba primaria, se llamaba piemaria. Y el colegio no
se llamaba así, era cienlegio.
En la ciudad que vivía era Centipailandia. Un lugar
lleno de naturaleza y de plantas exóticas.
Encontré otras especies con las que pude jugar, pero
claro teníamos que hablar en el idioma de
los insectos y como no sabía ese idioma pues
tenía que hablar dibujando, es decir, cada vez que
tenía que decir hola, dibujaba una mano indicando
que le estoy saludando.
Así es como me hice amiga de: Bladiu, una mariposa,
de Windy, una abeja y de Candy, una mosca.
Con mi pandilla al lado solo me faltaba una cosa,
y era que necesitaba un guía, porque si no lo
tengo… ¡Me perdería!
Y para coger el guía me tuve que ir al
Ayuntamiento.
Un día me fui al parque que se llama “Bichos raros”,
y ahí me encontré a todos mis amigos del colegio
de los humanos. Ahí estaban: Camila la mariquita,
Jordi el ciempiés, Marta la abeja, Rosa la
Mosca y Alejandro el escarabajo.
Y les pregunté:
todos los sitios.
Recuerdo que una vez nos fuimos a Centipates,
la capital de Centipailandia.
Centipates es un sitio muy famoso y siempre
que voy de viaje con Don Grillo me lo
pasaba genial.
Una vez en el centro comercial nos fuimos con
Don Grillo a comprarme unos zapatos para todos
mis pies y me costaron (289) doscientos ochenta y
nueve simoleones; simoleones es como el euro pero
con otro nombre.
¡Ser un insecto no está mal, al contrario, está
genial! Después descubrí que todo era un sueño,
pero al final era un sueño muy divertido.
¡FIN!
todos los sitios.
Recuerdo que una vez nos fuimos a Centipates,
la capital de Centipailandia.
Centipates es un sitio muy famoso y siempre
que voy de viaje con Don Grillo me lo
pasaba genial.
Una vez en el centro comercial nos fuimos con
Don Grillo a comprarme unos zapatos para todos
mis pies y me costaron (289) doscientos ochenta y
nueve simoleones; simoleones es como el euro pero
con otro nombre.
¡Ser un insecto no está mal, al contrario, está
genial! Después descubrí que todo era un sueño,
pero al final era un sueño muy divertido.
¡FIN!
todos los sitios.
Recuerdo que una vez nos fuimos a Centipates,
la capital de Centipailandia.
Centipates es un sitio muy famoso y siempre
que voy de viaje con Don Grillo me lo
pasaba genial.
Una vez en el centro comercial nos fuimos con
Don Grillo a comprarme unos zapatos para todos
mis pies y me costaron (289) doscientos ochenta y
nueve simoleones; simoleones es como el euro pero
con otro nombre.
¡Ser un insecto no está mal, al contrario, está
genial! Después descubrí que todo era un sueño,
pero al final era un sueño muy divertido.
¡FIN!
todos los sitios.
Recuerdo que una vez nos fuimos a Centipates,
la capital de Centipailandia.
Centipates es un sitio muy famoso y siempre
que voy de viaje con Don Grillo me lo
pasaba genial.
Una vez en el centro comercial nos fuimos con
Don Grillo a comprarme unos zapatos para todos
mis pies y me costaron (289) doscientos ochenta y
nueve simoleones; simoleones es como el euro pero
con otro nombre.
¡Ser un insecto no está mal, al contrario, está
genial! Después descubrí que todo era un sueño,
pero al final era un sueño muy divertido.
¡FIN!