Volé y volé y abandoné la ciudad. Por el camino me encontré
con la mosca Rosa, que era mi amiga cuando éramos humanos;
juntos nos preguntábamos cómo estamos y cómo nos sentimos
siendo moscas.
Tras un largo viaje de camino a Torrevieja, por fin habíamos
llegado. Me encontré con todos mis amigos.
Me encontré con Eve la ciempiés , con Cami la mariquita, con
Candy la abeja, con Valle el ciempiés y con Jesús la mariquita
y su amigo Vallejo la mariposa.
Todos nos habíamos convertido en insectos. Juntos aprendimos
a jugar al futbol sin tocar el suelo, a maquillar chicas, a peinar
calvos y a revolotearme entre el barro. Nada más llegar
fuimos al parque Bicho Rar todos juntos. Después fuimos al
Mcdonald’s a comer; pero apenas había hamburguesas. En el
menú entraban: ensalada a la cabra, salsa de conejo y
bizcocho a la jardinera.
Mi idioma era muy culto. Era añadiendo a las palabras 3
s al final; por ejemplo comedor= comedorsss. Mis profesoras/es
del cole Inmaculadasss Concepciónsss eran muy buenas; y…
¡eran humanos! Las clases eran un auténtico descontrol; revoloteamos
por todas partes, saltamos de un lugar a otro y tiramos
las mesas todos juntos. ¡Buff! Qué calor hacía. En los patios,
todos los humanos se burlaban de nosotros porque ellos eran
humanos y nosotros éramos insectos. Jugábamos todos
juntos a juegos muy divertidos como el dica-dica, el panitg,