he querido vivir lo que se siente al revolotear por todas partes
y fastidiar a los humanos. ¡JE, JE, JE!
No sabía qué hacer, no sabía si tenía que buscar por internet
una escuela para estudiar, si molestar a los humanos o si
ir a tomar una cerveza con cacahuetes a un bar cualquiera
o irme a la discoteca.
¡Buff! Pensaba que convertirme en un insecto era fácil…
¡Pero no lo es! No sabía cómo comunicarme ni cómo relacionarme
con los demás insectos de esta gran ciudad Mosquilandia.
Había muchos insectos de mi especie que hablaban,
reían, jugaban y comían; nada tenía que ver con el mundo
de los humanos.
No sabía cómo comunicarme con ellos, porque apenas sabía
hablar en ese dichoso idioma. ¡Es como si fuera mudo!
Tampoco sabía cómo comunicarme con los humanos; mmsss,
mmsss… nada tiene sentido en esta vida. Estaba viendo
la televisión Bob esponja, cuando de repente se me vino
una idea a la cabeza. ¡Lo tengo! Ya se me había ocurrido
cómo comunicarme con los insectos y con los humanos. Con los
mosquitos a otros insectos tendría que hacer “mmsss” y hacer
los gestos. y con los humanos me comunicaría revoloteando de
un lugar a otro, saltar delante de sus narices, volar por
otros lugares, picarles, destrozándolo todo…
Cuando pensé esto noté que ya era de noche. A eso de las
00:30 revoloteé hasta mi cama, dejando marcas por toda
Documento:
12,14-15io34
etiqueta:
Aspectos Psicosociales - Ámbito temático - vida escolar
la casa. Cuando de repente escuché un sonido en el desván.
Salí de mi habitación revoloteando hasta llegar al desván,
donde noté que se estaba moviendo la escoba de barrer.
La eché a un lado y me encontré un… ¡ratón! Era blanco
y tenía los ojos negros; ¡me daba mucho terror! Porque algo
pasaría y me podría haber tragado.
Mi día a día era muy divertido Pero. a veces me sentía solo
porque no estaba ni con mi familia ni con mis amigos. A veces
estaba con mis amigos del colegio por la calle, molestando a
los humanos, yendo al bar a tomarnos una cerveza, visitando
la playa, tomando el sol, trabajando y sobre todo,
lo que más me gusta, revolotear de sitio en sitio.
Iba todos los días al colegio, hacía los deberes y jugaba a
juegos muy divertidos en la hora del patio. Estos días en el
colegio Mosquiterio eran los mejores. El horario era de 9 de
la mañana a 12 del mediodía; y solo había colegio de lunes
a Miércoles.
Esa misma noche volví a mi casa y me eché a dormir. Pensé
muchas cosas. Quería volver a mi ciudad y volver a encontrarme
con mis amigos y con mi familia.
Me eché a dormir y cuando me desperté había decidido
abandonar la ciudad Mosquilandia y volver a mi ciudad
Torrevieja. Me hice la maleta y cogí una magdalena y me
la comí. Abrí la puerta y noté que estaba el cielo rojo, con
piedras blancas, vacas azules y nubes verdes.
Documento:
12,14-15io34
etiqueta:
Aspectos Psicosociales - Ámbito temático - vida escolar