Tras unos minutos y minutos de persecución encontré una
casa en la que podía entrar porque parecía abandonada.
Los gemelos no me vieron y pensaron que podía estar en
esa casa —Pasa Ping —dijo Pong —Quieres que entre a la
casa de la Señora Maruja, con esos dientes separados, ropa
muy sucia y esa gran verruga en la mejilla —dijo Ping
con cara de risa y terror. Mientras decían todo eso
yo sentí un pequeño hormigueo subiéndome por la pierna. Al
final los gemelos se fueron. Mientras yo observaba la casa
(yo) sentí un fuerte mordisco en mi cuello y caí tendido
al suelo. Varias horas más tarde me desperté preocupado por
lo que pensaran papá y mamá, y salí corriendo. Cuando
llegué a casa, mamá esperaba en la puerta y me preguntó
que dónde había estado. Yo para no meterme en líos
dije que estaba jugando con un amigo. Mamá me preguntó
que si quería cenar y yo le dije que no. Subía a mi habitación
y me tiré en la cama. Conseguí dormir un rato pero solo
soñaba con cientos, incluso miles de hormigas. Era media
noche y me sentía muy incómodo. Con el paso del tiempo me levanté
con un hambre que no había tenido nunca. ¡No me lo
podía creer! ¡Parecía que llevaba una semana sin comer! No
me apetecía otra cosa más que dulces, así que baje corriendo
a la cocina y comencé a comer. Sin ninguna razón me dormí
mientras comía. Al día siguiente me levanté pero al fondo de
la cama, bastante angustiado, y, me sentía mucho más pequeño.
Documento: | 12,14-15io38 |
etiqueta: | Marcas - Estilo directo |
Página: | 2 |
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Tipo de Centro: | Público |
Sexo: | M |
texto_etiquetado: | —Pasa Ping — |
Tras unos minutos y minutos de persecución encontré una
casa en la que podía entrar porque parecía abandonada.
Los gemelos no me vieron y pensaron que podía estar en
esa casa —Pasa Ping —dijo Pong —Quieres que entre a la
casa de la Señora Maruja, con esos dientes separados, ropa
muy sucia y esa gran verruga en la mejilla —dijo Ping
con cara de risa y terror. Mientras decían todo eso
yo sentí un pequeño hormigueo subiéndome por la pierna. Al
final los gemelos se fueron. Mientras yo observaba la casa
(yo) sentí un fuerte mordisco en mi cuello y caí tendido
al suelo. Varias horas más tarde me desperté preocupado por
lo que pensaran papá y mamá, y salí corriendo. Cuando
llegué a casa, mamá esperaba en la puerta y me preguntó
que dónde había estado. Yo para no meterme en líos
dije que estaba jugando con un amigo. Mamá me preguntó
que si quería cenar y yo le dije que no. Subía a mi habitación
y me tiré en la cama. Conseguí dormir un rato pero solo
soñaba con cientos, incluso miles de hormigas. Era media
noche y me sentía muy incómodo. Con el paso del tiempo me levanté
con un hambre que no había tenido nunca. ¡No me lo
podía creer! ¡Parecía que llevaba una semana sin comer! No
me apetecía otra cosa más que dulces, así que baje corriendo
a la cocina y comencé a comer. Sin ninguna razón me dormí
mientras comía. Al día siguiente me levanté pero al fondo de
la cama, bastante angustiado, y, me sentía mucho más pequeño.
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Sexo: | M |
texto_etiquetado: | —Quieres que entre a la casa de la Señora Maruja, con esos dientes separados, ropa muy sucia y esa gran verruga en la mejilla — |
Cuando salí de la cama vi mi habitación hecha un desastre,
llena de chuches, azúcar, etc. También había un rastro de
azúcar que parecía llegar hasta la cocina. Quise ir al aseo
para verme en el espejo, fue una faena y al cabo de por
lo menos una hora llegué a este. Tardé unos quince minutos
en llegar al lavabo para mirarme en el espejo.
—¡¡¡No me lo puedo creer!!! —dije gritando. —Soy una
hormiga— me quedé con cara muy asombrada aunque no
lo notaba porque lo único que se mueve de mi cara son
las pinzas de la boca y las antenas. —Ya que soy una
hormiga, ¡podré comunicarme con las otras! —pensé. Fui a el
más cercano que había, el de mi habitación. Cuando
llegué caí a un hueco que parecía interminable, aunque
cuando me enteré vi que era la pared de la casa. Al fondo
se veía una luz y cuando toqué el suelo vi algo impresionante.
No era como lo imaginaba, había tiendas, colegios…
Conocí a unas hormigas y un ciempiés que se coló llamado
Jordi. El idioma por el que hablaban se llamaba cochinchinel,
el idioma de las hormigas y las termitas las cuales
una de ellas se llamaba Roberto. Tenían hasta cementerio
de hormigalandia 3437 ya que habrá millones de hormigalandias
en el mundo. Yo les dije que en realidad era
humano y me dijeron que solo me quedaban unos minutos
para que volviera a transformarme y me enseñaron corriendo
la ciudad, hasta me regalaron un recuerdo, me ayudaron
Documento: | 12,14-15io38 |
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Sexo: | M |
texto_etiquetado: | —Soy una hormiga |
Cuando salí de la cama vi mi habitación hecha un desastre,
llena de chuches, azúcar, etc. También había un rastro de
azúcar que parecía llegar hasta la cocina. Quise ir al aseo
para verme en el espejo, fue una faena y al cabo de por
lo menos una hora llegué a este. Tardé unos quince minutos
en llegar al lavabo para mirarme en el espejo.
—¡¡¡No me lo puedo creer!!! —dije gritando. —Soy una
hormiga— me quedé con cara muy asombrada aunque no
lo notaba porque lo único que se mueve de mi cara son
las pinzas de la boca y las antenas. —Ya que soy una
hormiga, ¡podré comunicarme con las otras! —pensé. Fui a el
más cercano que había, el de mi habitación. Cuando
llegué caí a un hueco que parecía interminable, aunque
cuando me enteré vi que era la pared de la casa. Al fondo
se veía una luz y cuando toqué el suelo vi algo impresionante.
No era como lo imaginaba, había tiendas, colegios…
Conocí a unas hormigas y un ciempiés que se coló llamado
Jordi. El idioma por el que hablaban se llamaba cochinchinel,
el idioma de las hormigas y las termitas las cuales
una de ellas se llamaba Roberto. Tenían hasta cementerio
de hormigalandia 3437 ya que habrá millones de hormigalandias
en el mundo. Yo les dije que en realidad era
humano y me dijeron que solo me quedaban unos minutos
para que volviera a transformarme y me enseñaron corriendo
la ciudad, hasta me regalaron un recuerdo, me ayudaron
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Cuando salí de la cama vi mi habitación hecha un desastre,
llena de chuches, azúcar, etc. También había un rastro de
azúcar que parecía llegar hasta la cocina. Quise ir al aseo
para verme en el espejo, fue una faena y al cabo de por
lo menos una hora llegué a este. Tardé unos quince minutos
en llegar al lavabo para mirarme en el espejo.
—¡¡¡No me lo puedo creer!!! —dije gritando. —Soy una
hormiga— me quedé con cara muy asombrada aunque no
lo notaba porque lo único que se mueve de mi cara son
las pinzas de la boca y las antenas. —Ya que soy una
hormiga, ¡podré comunicarme con las otras! —pensé. Fui a el
más cercano que había, el de mi habitación. Cuando
llegué caí a un hueco que parecía interminable, aunque
cuando me enteré vi que era la pared de la casa. Al fondo
se veía una luz y cuando toqué el suelo vi algo impresionante.
No era como lo imaginaba, había tiendas, colegios…
Conocí a unas hormigas y un ciempiés que se coló llamado
Jordi. El idioma por el que hablaban se llamaba cochinchinel,
el idioma de las hormigas y las termitas las cuales
una de ellas se llamaba Roberto. Tenían hasta cementerio
de hormigalandia 3437 ya que habrá millones de hormigalandias
en el mundo. Yo les dije que en realidad era
humano y me dijeron que solo me quedaban unos minutos
para que volviera a transformarme y me enseñaron corriendo
la ciudad, hasta me regalaron un recuerdo, me ayudaron
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Cuando salí de la cama vi mi habitación hecha un desastre,
llena de chuches, azúcar, etc. También había un rastro de
azúcar que parecía llegar hasta la cocina. Quise ir al aseo
para verme en el espejo, fue una faena y al cabo de por
lo menos una hora llegué a este. Tardé unos quince minutos
en llegar al lavabo para mirarme en el espejo.
—¡¡¡No me lo puedo creer!!! —dije gritando. —Soy una
hormiga— me quedé con cara muy asombrada aunque no
lo notaba porque lo único que se mueve de mi cara son
las pinzas de la boca y las antenas. —Ya que soy una
hormiga, ¡podré comunicarme con las otras! —pensé. Fui a el
más cercano que había, el de mi habitación. Cuando
llegué caí a un hueco que parecía interminable, aunque
cuando me enteré vi que era la pared de la casa. Al fondo
se veía una luz y cuando toqué el suelo vi algo impresionante.
No era como lo imaginaba, había tiendas, colegios…
Conocí a unas hormigas y un ciempiés que se coló llamado
Jordi. El idioma por el que hablaban se llamaba cochinchinel,
el idioma de las hormigas y las termitas las cuales
una de ellas se llamaba Roberto. Tenían hasta cementerio
de hormigalandia 3437 ya que habrá millones de hormigalandias
en el mundo. Yo les dije que en realidad era
humano y me dijeron que solo me quedaban unos minutos
para que volviera a transformarme y me enseñaron corriendo
la ciudad, hasta me regalaron un recuerdo, me ayudaron
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Cuando salí de la cama vi mi habitación hecha un desastre,
llena de chuches, azúcar, etc. También había un rastro de
azúcar que parecía llegar hasta la cocina. Quise ir al aseo
para verme en el espejo, fue una faena y al cabo de por
lo menos una hora llegué a este. Tardé unos quince minutos
en llegar al lavabo para mirarme en el espejo.
—¡¡¡No me lo puedo creer!!! —dije gritando. —Soy una
hormiga— me quedé con cara muy asombrada aunque no
lo notaba porque lo único que se mueve de mi cara son
las pinzas de la boca y las antenas. —Ya que soy una
hormiga, ¡podré comunicarme con las otras! —pensé. Fui a el
más cercano que había, el de mi habitación. Cuando
llegué caí a un hueco que parecía interminable, aunque
cuando me enteré vi que era la pared de la casa. Al fondo
se veía una luz y cuando toqué el suelo vi algo impresionante.
No era como lo imaginaba, había tiendas, colegios…
Conocí a unas hormigas y un ciempiés que se coló llamado
Jordi. El idioma por el que hablaban se llamaba cochinchinel,
el idioma de las hormigas y las termitas las cuales
una de ellas se llamaba Roberto. Tenían hasta cementerio
de hormigalandia 3437 ya que habrá millones de hormigalandias
en el mundo. Yo les dije que en realidad era
humano y me dijeron que solo me quedaban unos minutos
para que volviera a transformarme y me enseñaron corriendo
la ciudad, hasta me regalaron un recuerdo, me ayudaron
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Cuando salí de la cama vi mi habitación hecha un desastre,
llena de chuches, azúcar, etc. También había un rastro de
azúcar que parecía llegar hasta la cocina. Quise ir al aseo
para verme en el espejo, fue una faena y al cabo de por
lo menos una hora llegué a este. Tardé unos quince minutos
en llegar al lavabo para mirarme en el espejo.
—¡¡¡No me lo puedo creer!!! —dije gritando. —Soy una
hormiga— me quedé con cara muy asombrada aunque no
lo notaba porque lo único que se mueve de mi cara son
las pinzas de la boca y las antenas. —Ya que soy una
hormiga, ¡podré comunicarme con las otras! —pensé. Fui a el
más cercano que había, el de mi habitación. Cuando
llegué caí a un hueco que parecía interminable, aunque
cuando me enteré vi que era la pared de la casa. Al fondo
se veía una luz y cuando toqué el suelo vi algo impresionante.
No era como lo imaginaba, había tiendas, colegios…
Conocí a unas hormigas y un ciempiés que se coló llamado
Jordi. El idioma por el que hablaban se llamaba cochinchinel,
el idioma de las hormigas y las termitas las cuales
una de ellas se llamaba Roberto. Tenían hasta cementerio
de hormigalandia 3437 ya que habrá millones de hormigalandias
en el mundo. Yo les dije que en realidad era
humano y me dijeron que solo me quedaban unos minutos
para que volviera a transformarme y me enseñaron corriendo
la ciudad, hasta me regalaron un recuerdo, me ayudaron
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