Día 1: El primer día conocí a muchos amigos a:
los escarabajos Paco y Arda; las moscas Lowis Makeng
y Juanlú; la libélula dragón Oshawott; la avispa
Antoine y las libélulas Jorge y Tepig. Y también
enemigos como: las libélulas Paca y Sniry y la araña
Mario. Jorge es un poco despistadillo una vez intentó
volar hacia atrás y… acabó con una pata rota y lowis
con un ala rota. Mario me cae muy mal porque
es muy chulito se cree Cristiano Ronaldo y me
saca de quicio. Paco, Lowis y Juanlú me caen muy
bien estamos muy unidos parecemos lapas unos
a otros. Por estos motivos Paco, Lowis y Juanlú son
mis mejores amigos.
Día 2: Mi segundo día… vino un alumno nuevo:
la mosca Rocky. Rocky es muy tímido, en el recreo
estaba solo tomando el almuerzo, entonces, Lowis, Paco,
Juanlú y yo fuimos a darle compañía y también
se ha convertido en un miembro de la pandilla. Después,
descubrí que los insectos tenían poderes. Muchos
me enseñaron los poderes que tenían cada uno. Jorge
sin querer con su rayo paralizador me paralizó y
cuando se pasó el efecto… ¡me pegué una castaña de
tres al cuarto! Y me pase el resto del día en la enfermería.
Día 3: El tercer día me fui a la cueva de las
afueras de la ciudad con el colegio. Jorge se quería
tirar desde un precipicio pero Mar la profesora (la
madre de Lowis Makeng) gritó:
—¡Como te tires te doy con la regla!
Contestó Jorge:
—¡Dame con la regla!
Y le dio. Todos se reían hasta Antoine que no
suele reírse. Pero, hubo un pequeño percance que el
famoso dragón Hapenn Venus no nos dejaba entrar. Pero
nos dejó entrar porque nos hicimos amigos de él.
Y disfrutamos de un gran día en la cueva de los
reflejos.
Día 4: El cuarto día estuvimos todo el día en el
patio jugamos al futbol todo el día. Ganó mi
equipo 6-1 el otro equipo parecía un equipo de
almejas. Jorge se marcó un gol en propia portería y
nuestros goles fueron: 2 míos, 2 de Makeng, 1 de Juanlú y
1 de Jorge. Pero Jorge fue expulsado por pegarle una
patada a Mario y por usar su superpoder. Menos mal
que no encaló el balón en un árbol. Porque si
no, no podremos jugar al futbol nunca más y
acabamos agotados como si hubiéramos corrido una
maratón lesionados.
acabamos agotados como si hubiéramos corrido una
maratón lesionados.
Día 3: El tercer día me fui a la cueva de las
afueras de la ciudad con el colegio. Jorge se quería
tirar desde un precipicio pero Mar la profesora (la
madre de Lowis Makeng) gritó:
—¡Como te tires te doy con la regla!
Contestó Jorge:
—¡Dame con la regla!
Y le dio. Todos se reían hasta Antoine que no
suele reírse. Pero, hubo un pequeño percance que el
famoso dragón Hapenn Venus no nos dejaba entrar. Pero
nos dejó entrar porque nos hicimos amigos de él.
Y disfrutamos de un gran día en la cueva de los
reflejos.
Día 4: El cuarto día estuvimos todo el día en el
patio jugamos al futbol todo el día. Ganó mi
equipo 6-1 el otro equipo parecía un equipo de
almejas. Jorge se marcó un gol en propia portería y
nuestros goles fueron: 2 míos, 2 de Makeng, 1 de Juanlú y
1 de Jorge. Pero Jorge fue expulsado por pegarle una
patada a Mario y por usar su superpoder. Menos mal
que no encaló el balón en un árbol. Porque si
no, no podremos jugar al futbol nunca más y
acabamos agotados como si hubiéramos corrido una
maratón lesionados.
Día 3: El tercer día me fui a la cueva de las
afueras de la ciudad con el colegio. Jorge se quería
tirar desde un precipicio pero Mar la profesora (la
madre de Lowis Makeng) gritó:
—¡Como te tires te doy con la regla!
Contestó Jorge:
—¡Dame con la regla!
Y le dio. Todos se reían hasta Antoine que no
suele reírse. Pero, hubo un pequeño percance que el
famoso dragón Hapenn Venus no nos dejaba entrar. Pero
nos dejó entrar porque nos hicimos amigos de él.
Y disfrutamos de un gran día en la cueva de los
reflejos.
Día 4: El cuarto día estuvimos todo el día en el
patio jugamos al futbol todo el día. Ganó mi
equipo 6-1 el otro equipo parecía un equipo de
almejas. Jorge se marcó un gol en propia portería y
nuestros goles fueron: 2 míos, 2 de Makeng, 1 de Juanlú y
1 de Jorge. Pero Jorge fue expulsado por pegarle una
patada a Mario y por usar su superpoder. Menos mal
que no encaló el balón en un árbol. Porque si
no, no podremos jugar al futbol nunca más y
acabamos agotados como si hubiéramos corrido una
maratón lesionados.