y me apresuré para poder alcanzarlas.
Al llegar todas hablaban con un acento raro, y
dijeron:
-¡Ahhh! Un bisho rarou. Dijeron sorprendidas
y asustadas.
Empezaron a huir de mí y yo exclamé:
-¡No yo no soy un bicho raro soy una mariquita
como vosotras, me llamo José.
Se pararon y se volvieron hacia mí y
dijeron:
-Tú no eres una mariquita, eres azul
y las mariquitas somos rojas.
-¿Y qué? Protesté triste.
-Pos que pareses un trapo azul, fuera
de aquí bisho rarou.
Todos se rieron de mí y me fui corriendo;
sola a dónde sea estaré mejor que en aquel
lugar. Corría y corría Pero no podía ni
ver con las lágrimas que me caían sobre
las mejillas y ¡Cataplum! Me estampé
con ¡una avispa! Parecía bastante enfadada
y me dijo:
-Auuu pero qué has hecho. Dijo lloriqueando
-Lo siento mucho no pretendía hacerle
daño es que… iba corriendo triste y…
Carl me dijo que él usaba agua del
mar en su cocina; así que lo tenía
fácil. Cuando llegué cogí un vaso y
lo rellené y después me puse a
pensar dónde podría haber un gusano.
¡Ah! Ya sé, me acuerdo que en mi
jardín, vivía un gusano cerca de la
casa del árbol, así que empecé a andar
hasta que llegué al árbol y me encontré
al gusano leyendo encima de una hoja,
y dije:
-Hola, señor gusano
-Hola. Contestó, el señor gusano
-Necesito una cosa, y no sé si usted
me la podría dar. Dije educadamente.
-¿Qué quieres? Preguntó
-No tendrías cofines.
-¿Cofines? Eso no existe. Dijo el gusano extrañado.
-¡Lo sabía, sabía que me estaba engañando
el amigo de Carl. Bueno gracias de todas
formas señor gusano, adiós.
Me fui antes de echar a llorar me
fui a una piedra y empecé a llorar
de repente ¡empecé a alucinar! Me mareé
oh ooh ooo ¡Cataplum! me desmayé y…
¡Ahhh! Me desperté en mi cama, ¡había
sido todo un sueño!