Lo de las escaleras ya fue un poco más complicado,
pero justo cuando me disponía a lanzarme al
primer escalón, unos cuantos ratoncillos con gorros
y camisetas que decían que eran amigos de una
tal “Cenicienta” me propusieron la idea de pasar
por el hueco de la pared que conducía
abajo, eso me pareció una gran idea
ya que sino, me pegaría otro trompazo como
el de la cama.
Mis hermanas estaban con el móvil, así que no se
dieron cuenta de que estaba ahí.
Mi perro Lolo tampoco se dio cuenta de
que estaba ahí porque antes de que pasase por su
cara, se fue corriendo a ver a su novia caniche de
los vecinos, así que pude salir por su trampilla.
¡Misión cumplida!
Ya estaba fuera, ¿ pero ahora qué? ¿Qué podía hacer?
Bueno, supuse que mientras iba con mi patín de
Barbie se me ocurriría algo. Al saltar el escalón del
porche noté como cien ojos me observaban… Me di la
vuelta y… ¡Sorpresa! Desafortunadamente había una
araña de casi el doble de grande que yo, y con
ocho patas peludas y supergrandes
encima mía. Parecía una araña con muy mal humor,
así que no se me ocurrió mejor idea que contarle uno
Lo de las escaleras ya fue un poco más complicado,
pero justo cuando me disponía a lanzarme al
primer escalón, unos cuantos ratoncillos con gorros
y camisetas que decían que eran amigos de una
tal “Cenicienta” me propusieron la idea de pasar
por el hueco de la pared que conducía
abajo, eso me pareció una gran idea
ya que sino, me pegaría otro trompazo como
el de la cama.
Mis hermanas estaban con el móvil, así que no se
dieron cuenta de que estaba ahí.
Mi perro Lolo tampoco se dio cuenta de
que estaba ahí porque antes de que pasase por su
cara, se fue corriendo a ver a su novia caniche de
los vecinos, así que pude salir por su trampilla.
¡Misión cumplida!
Ya estaba fuera, ¿ pero ahora qué? ¿Qué podía hacer?
Bueno, supuse que mientras iba con mi patín de
Barbie se me ocurriría algo. Al saltar el escalón del
porche noté como cien ojos me observaban… Me di la
vuelta y… ¡Sorpresa! Desafortunadamente había una
araña de casi el doble de grande que yo, y con
ocho patas peludas y supergrandes
encima mía. Parecía una araña con muy mal humor,
así que no se me ocurrió mejor idea que contarle uno
loco.
-Espera, espera, espera… ¿Me estás diciendo que el
lunes te transformaste en una oruga, te metiste dentro
de un monopatín de Barbie, te encontraste con los
ratoncitos de Cenicienta, que estuviste a punto de ser
devorado por una araña, que conociste a una
mantis religiosa que parecía Indiana Jones, que
sabía artes marciales, y que además estuviste dos
días más con ella?
-Sí, exactamente eso.
- ¿Y se supone que eso me lo tendría que creer?
-Sí, claro profe. Y muchas cosas más que me sucedieron.
- ¿Sabes lo que eso significa?
- ¿Que entiende por qué no he hecho los deberes?
-No, que tienes un negativo como una casa
de grande.
¿Me estás diciendo que el
lunes te transformaste en una oruga, te metiste dentro
de un monopatín de Barbie, te encontraste con los
ratoncitos de Cenicienta, que estuviste a punto de ser
devorado por una araña, que conociste a una
mantis religiosa que