a clase!
- ¿Y cómo sabe usted que es de los deberes
de lo que estamos hablando?
- ¿Es que acaso no se trata de eso?
-Sí… ¡Pero esta vez lo que me pasó es cierto!
-Supongo que no me quedará otra opción que
escuchar tu historia, pero recuerda que si no
me suena real tu excusa, te pongo un
negativo.
-Ya lo sé…Bueno, a lo que iba.
Un lunes cualquiera, mi madre fue a despertarme
a mi cuarto, Cuando fui a levantarme noté algo
peculiar en mis brazos, lo que pasaba era que
tenía más dedos y eran mucho más cortitos,
pero como aún estaba medio dormido pensé que
sería fruto de mi imaginación.
Cuando fui a bajarme de la cama… ¡cataplum!
Eso me despertó del todo, ya que el trompazo que
me pegué fue impresionantemente largo y doloroso
Después de la caída, casi me da un ataque al
corazón al verme reflejado en uno de los juguetes
de mi cuarto porque… ¡Era una oruga gorda,
verde moco y repulsiva! Intenté relajarme, pero fue
inútil, mi corazón latía a tres mil por segundo.
Lo único que me relajaba era que mis padres
a clase!
- ¿Y cómo sabe usted que es de los deberes
de lo que estamos hablando?
- ¿Es que acaso no se trata de eso?
-Sí… ¡Pero esta vez lo que me pasó es cierto!
-Supongo que no me quedará otra opción que
escuchar tu historia, pero recuerda que si no
me suena real tu excusa, te pongo un
negativo.
-Ya lo sé…Bueno, a lo que iba.
Un lunes cualquiera, mi madre fue a despertarme
a mi cuarto, Cuando fui a levantarme noté algo
peculiar en mis brazos, lo que pasaba era que
tenía más dedos y eran mucho más cortitos,
pero como aún estaba medio dormido pensé que
sería fruto de mi imaginación.
Cuando fui a bajarme de la cama… ¡cataplum!
Eso me despertó del todo, ya que el trompazo que
me pegué fue impresionantemente largo y doloroso
Después de la caída, casi me da un ataque al
corazón al verme reflejado en uno de los juguetes
de mi cuarto porque… ¡Era una oruga gorda,
verde moco y repulsiva! Intenté relajarme, pero fue
inútil, mi corazón latía a tres mil por segundo.
Lo único que me relajaba era que mis padres
Lo de las escaleras ya fue un poco más complicado,
pero justo cuando me disponía a lanzarme al
primer escalón, unos cuantos ratoncillos con gorros
y camisetas que decían que eran amigos de una
tal “Cenicienta” me propusieron la idea de pasar
por el hueco de la pared que conducía
abajo, eso me pareció una gran idea
ya que sino, me pegaría otro trompazo como
el de la cama.
Mis hermanas estaban con el móvil, así que no se
dieron cuenta de que estaba ahí.
Mi perro Lolo tampoco se dio cuenta de
que estaba ahí porque antes de que pasase por su
cara, se fue corriendo a ver a su novia caniche de
los vecinos, así que pude salir por su trampilla.
¡Misión cumplida!
Ya estaba fuera, ¿ pero ahora qué? ¿Qué podía hacer?
Bueno, supuse que mientras iba con mi patín de
Barbie se me ocurriría algo. Al saltar el escalón del
porche noté como cien ojos me observaban… Me di la
vuelta y… ¡Sorpresa! Desafortunadamente había una
araña de casi el doble de grande que yo, y con
ocho patas peludas y supergrandes
encima mía. Parecía una araña con muy mal humor,
así que no se me ocurrió mejor idea que contarle uno