a clase!
- ¿Y cómo sabe usted que es de los deberes
de lo que estamos hablando?
- ¿Es que acaso no se trata de eso?
-Sí… ¡Pero esta vez lo que me pasó es cierto!
-Supongo que no me quedará otra opción que
escuchar tu historia, pero recuerda que si no
me suena real tu excusa, te pongo un
negativo.
-Ya lo sé…Bueno, a lo que iba.
Un lunes cualquiera, mi madre fue a despertarme
a mi cuarto, Cuando fui a levantarme noté algo
peculiar en mis brazos, lo que pasaba era que
tenía más dedos y eran mucho más cortitos,
pero como aún estaba medio dormido pensé que
sería fruto de mi imaginación.
Cuando fui a bajarme de la cama… ¡cataplum!
Eso me despertó del todo, ya que el trompazo que
me pegué fue impresionantemente largo y doloroso
Después de la caída, casi me da un ataque al
corazón al verme reflejado en uno de los juguetes
de mi cuarto porque… ¡Era una oruga gorda,
verde moco y repulsiva! Intenté relajarme, pero fue
inútil, mi corazón latía a tres mil por segundo.
Lo único que me relajaba era que mis padres
Documento:
12,14-15sa35
etiqueta:
Aspectos Psicosociales - Ámbito temático - familia
ya se habían ido de viaje durante una semana,
y no me verían así…
Lo primero que me vino a la mente fue que
las orugas no son especialmente rápidas y que
me costaría un poco ir de un lado para otro. Pero
de repente… ¡Vi los patines de la Barbie de
mi hermana pequeña! Me metí dentro de un
patín y empecé a empujarme con el borde del
juguete en el que me había reflejado al caerme.
Tras tres exhaustivas horas con muchos obstáculos,
pude salir de mi cuarto, después de esta
experiencia me di cuenta de que tendría que
haber ordenado mi cuarto cuando me lo dijo mi
madre.
No me di cuenta de unos pequeños detalles,
hasta que vi mi puerta delante de mis ojos, tenía
muchos obstáculos aún por superar, como mi cuarto
está en la segunda planta, tenía que bajar las escaleras,
pasar por delante de mis hermanas,
de mi feroz perro Lolo y por la puerta de
mi cuarto, que era lo más cercano que tenía.
Lo de la puerta fue muy fácil ya que una abejita
muy maja llamada Carolina me ayudó a pasar la cuerda
de mi peonza por el pomo de la puerta para poder
estirar de ella y abrirla.
Documento:
12,14-15sa35
etiqueta:
Aspectos Psicosociales - Ámbito temático - familia
ya se habían ido de viaje durante una semana,
y no me verían así…
Lo primero que me vino a la mente fue que
las orugas no son especialmente rápidas y que
me costaría un poco ir de un lado para otro. Pero
de repente… ¡Vi los patines de la Barbie de
mi hermana pequeña! Me metí dentro de un
patín y empecé a empujarme con el borde del
juguete en el que me había reflejado al caerme.
Tras tres exhaustivas horas con muchos obstáculos,
pude salir de mi cuarto, después de esta
experiencia me di cuenta de que tendría que
haber ordenado mi cuarto cuando me lo dijo mi
madre.
No me di cuenta de unos pequeños detalles,
hasta que vi mi puerta delante de mis ojos, tenía
muchos obstáculos aún por superar, como mi cuarto
está en la segunda planta, tenía que bajar las escaleras,
pasar por delante de mis hermanas,
de mi feroz perro Lolo y por la puerta de
mi cuarto, que era lo más cercano que tenía.
Lo de la puerta fue muy fácil ya que una abejita
muy maja llamada Carolina me ayudó a pasar la cuerda
de mi peonza por el pomo de la puerta para poder
estirar de ella y abrirla.
Documento:
12,14-15sa35
etiqueta:
Aspectos Psicosociales - Ámbito temático - familia